Y ahí estuvo el viajero,
preguntándose donde estaba, impaciente por saber hacia dónde iría, descolocado
por no saber quién era, así se pasó toda la noche reflexionando. Mirando el inconmensurable
cielo nocturno, lleno de puntos blancos, algunos nacientes, otros moribundos, pero
allí estaban.
-¿Qué son?- se
preguntó retóricamente.
Siguió
contemplando el magno cielo mientras se decía hacia sí mismo “Es solo una
figura plana en el techo del orbe o hay algo más allá que el mundo nuestro”, la
escalofriante sensación de ignorancia de todo lo que lo rodeaba le hacía sentir
pavor, un miedo profundo de lo desconocido, de lo ilimitado y vasto del “todo”.
Así se pasó toda la noche…
Contando estrellas hasta perder la vista... breve y directo; dejando un final abierto para la libre interpretación.
ResponderEliminarMe gusta... trataré de regresar.