5 de mayo de 2013

"Brillante sobre el mic"


Aquí, sentado en mi tétrica sala, viendo a través de mi ventana el cielo polucionado de esta ciudad, recuerdo ese viaje con mis amigos a la playa, utilizando de pretexto “semana santa”, pretexto para desentendernos del mundo monótono en el que nos sumimos.

Recuerdo los polos dejados a ras de la arena mientras corríamos bestialmente al mar, el sol incandescente e implacable, los niños chapuceando a orillas de la playa, las chicas en biquini contorneándose; mientras nos provocaban erecciones a nosotros, jóvenes libidinosos que turban su mente cada vez que pueden. Esa tarde del primer día, una vetusta imagen del mundo del que veníamos iba cayendo junto con el ocaso.

Recuerdo las noches gélidas y pasivas, en donde el humo nos secaba la boca, nos envolvía en un manto cómico y enrojecía pupilas; era la mala posición de la fogata, claro está. Sobrellevamos el frió con alcohol, el elixir liberador del bufón sincero y cariñoso, al que normalmente mantenemos aprisionado en barrotes de vergüenza.

Respiramos gustosos el aire liviano y puro del mar, lo esencial de ese momento era olvidarnos de todo lo superfluo y farandulero de la ciudad, quedar aliviados de presiones, porque dentro de todo hombre hay un niño que quiere salir a jugar con sus amigos, era el momento, era nuestro momento.Solo soy alguien que se alimenta de recuerdos, y ese, es mi platillo preferido…




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