5 de julio de 2013

A 30 minutos

Para nuestro encuentro me preparo sin saber que hacer para evitar lo funesto, incierto al principio, pero real en medida que me voy acercando al lugar acordado, el lugar de algunas anécdotas sin contar y que se archivara solo para los dos.

El invierno se hace presente, me hace sentir su frío implacable o ¿soy yo y mi nerviosismo elevado?.
La hora pactada hacia su entrada triunfal con una alarma ruidosa desde mi aparato móvil, poniéndome los pelos como escarpias mientras mi mirada se eleva por la acera buscando tu cálida y delicada silueta fácilmente distinguible del resto de opacas y monótonas formas.

Los ruidosos carros sin animo de mostrar su piedad ante mi luto se mueven y paran mientras el sol cae como mis sentidos inmutables al alarido maquinal.

Son las 6 con 20 minutos de retraso llegas caminando con aire preocupado y distraído como quien ordena palabras para hacer menos perecedero el final. El viento me lleva hacia ti, un cordial saludo y caminamos hacia el parque en donde se vivió la mayoría de nuestro amor. Llegamos y la banca que siempre utilizamos estaba ocupada, así que nos sentamos en otra. -Quizás fue la banca- me digo a mi mismo a veces queriendo consolarme en algo y suelto una leve risa al final.


Las palabras comienzan a mezclarse para dar un veredicto, la resolución de nuestro amor, un acuerdo o el termino. Fue una larga conversación con aclaraciones y disconformidades, pero llego al final, el tiempo se me hizo escaso y la mente aletargada. 

Se hace tarde, te tienes que ir, me dispongo a acompañarte mientras distantes caminábamos juntos. A una cuadra del final del camino mi alarma se enciende -Tienes que decirle todo o luego te arrepentirás- así sonaba la alarma.

Entramos a una callejuela, mis ojos avistan el fin del camino, previendo que ya no habrá otra caminata contigo, mis ojos se llenan de lágrimas por sus propios vaticinios y atino a decirte lo mucho que significas para mí , la persona buena y especial que me demostraste ser, a pesar de tu vida pesada te diste tiempo para quererme, tiempo el cual lo acepto... no aproveche. Pensé mucho.. sentí poco, si esos pensamientos los hubiese transformado en cariño, abrazos o besos en la frente, quizás las cosas hubieran resultado diferente, yo podría haberlo hecho mejor. Conquistaste a este chico triste y encantado, pero no supe darte días nuevos. 

Un último abrazo y sollozando nos despedimos, tome tu mano mientras girabas, al dar media vuelta tu delicada mano se deslizo sobre la mía hasta que la punta de tus dedos dejaron de rozar con los míos y me dejaran en el aire vacío. Supe que era el final, supe que ya no regresaría al "lugar de siempre", al lugar que esta... a 30 minutos.

Para Eliana, todavía.